Cirugías Otorrinolaringología

Cirugías Otorrinolaringología

Cirugías de boca, faringe y cuerdas vocales

La adenoidectomía es la intervención que se realiza para extirpar los adenoides (vegetaciones). Es una de las operaciones más frecuentes realizadas en los niños. Es una operación muy segura y efectiva para resolver problemas como la mala respiración nasal, mejorar las otitis de repetición e incluso en ocasiones para disminuir las infecciones de garganta. La operación se realiza bajo anestesia general efectuando un raspado de los adenoides a través de la boca. El dolor que ocurre tras la cirugía es generalmente escaso, a veces el dolor se nota en los oídos, pero se puede tratar adecuadamente con un analgésico. Al día siguiente el niño podrá hacer una vida prácticamente normal (le daremos instrucciones al alta).
Existen algunos riesgos asociados a la extirpación de los adenoides que, aunque son raros, debe conocer. El más frecuente es el sangrado que suele ocurrir en el postoperatorio inmediato, lo más normal es que ceda solo. Unas horas después de la operación también puede ocurrir sangrado, aunque en esta ocasión se suele controlar en la consulta fácilmente. Hay raras ocasiones en las que el sangrado es importante, precisando transfusión sanguínea, revisión en quirófano bajo anestesia, e incluso ingreso en cuidados intensivos.
Muy raramente el dolor puede ser intenso con imposibilidad para tragar, si esto ocurriera el paciente debe ser ingresado unos días para controlar el dolor y para ser hidratado por vía intravenosa. La halitosis o mal olor del aliento es frecuente y desaparece en unos días. El dolor de cabeza también es posible y si es intenso debe avisarnos para tratarlo.
Por último, debe saber que se ha reportado un caso de muerte cada 35.000 intervenciones de este tipo.
Si antes de firmar este cuestionario desea más información, no dude en solicitarla, preguntando directamente al médico tratante o en la consulta de pre-admisión

INTERVENCIÓN DE AMIGDALECTOMÍA CON O SIN ADENOIDECTOMÍA
La extirpación de las amígdalas o “anginas” y adenoides o “vegetaciones” es uno de los procedimientos quirúrgicos más frecuentes de la garganta en los niños. También puede realizarse en adultos. Está probado que es una operación muy segura y efectiva para resolver problemas como las infecciones de la garganta, la mala respiración nasal, y mejorar las otitis de repetición en el caso de la adenoidectomía. La operación se realiza bajo anestesia general.
El dolor que ocurre tras la cirugía es similar al de una infección de la garganta, a veces se nota el dolor en los oídos, pero se puede tratar adecuadamente con un analgésico. Al día siguiente de la operación, el paciente podrá hacer una vida prácticamente normal, aunque el dolor persistirá durante varios días (le daremos instrucciones al alta). En los adultos el dolor es por lo general más duradero que en los niños.
Existen algunos riesgos asociados a la extirpación de las amígdalas con o sin extirpación de los adenoides y aunque son raros debe conocerlos:
El más frecuente es el sangrado que suele ocurrir en el postoperatorio inmediato, lo más normal es que ceda solo. Unas horas después de la operación también puede ocurrir sangrado, aunque en esta ocasión se suele controlar en la consulta fácilmente. Hay raras ocasiones en las que el sangrado es importante, precisando transfusión sanguínea, revisión en quirófano bajo anestesia, e incluso ingreso en cuidados intensivos.
En ocasiones el dolor puede ser intenso con imposibilidad para tragar. Si esto ocurriera, el paciente puede necesitar ingreso hospitalario para controlar el dolor y para ser hidratado (administración de líquidos) por vía intravenosa.
La halitosis o mal olor de aliento es frecuente y desaparece en unos días. El dolor de cabeza también es posible y si es intenso debe avisarnos para tratarlo.
Por último debe saber que se ha reportado un caso de muerte por cada 35.000 intervenciones de este tipo.
Si antes de firmar este cuestionario desea más información, no dude en solicitarla, preguntando directamente al médico tratante o en la consulta de pre- admisión.

La uvulopalatofaringoplastía es una operación que se realiza para mejorar ciertos desórdenes del sueño como son la apnea obstructiva y el ronquido. Debido a que la apnea obstructiva puede obedecer a múltiples causas, la mejoría al realizar esta intervención dependerá de cuánto estén influyendo el tamaño de las amígdalas, el velo del paladar y la úvula en su enfermedad. Esta intervención se realiza bajo anestesia general.
La tasa de éxito para tratar los casos de apnea oscila alrededor del 50% y la expectativa para mejoría del ronquido es de un 80%. Es decir, en 8 de cada 10 personas operadas desaparecerá el ronquido o mejorará suficientemente. La cirugía en sí consiste en el acortamiento de la úvula y el músculo del velo del paladar; en ocasiones cuando las amígdalas son grandes y contribuyen a la obstrucción de la vía aérea se asocia esta cirugía a la de amigdalectomía (extirpación de amígdalas)
Al margen de los riesgos propios de la anestesia, las complicaciones más comunes de la operación incluyen sangrado después de la cirugía, lo que comúnmente se soluciona con una revisión bajo anestesia local y cauterización del vaso sangrante; si el caso lo requiere se deberá revisar el sangrado bajo anestesia general.
También puede presentarse infección y obstrucción temporal de la vía aérea debido a la inflamación. Ocasionalmente, los pacientes con apnea obstructiva severa o un riesgo quirúrgico añadido debido a la obesidad, pueden requerir una traqueotomía (abertura de la tráquea al cuello) temporal.
Después de la intervención, algunos pacientes pueden quejarse de voz nasal (algo gangosa) debido al acortamiento del velo del paladar. El efecto contrario por excesivo cierre del velo del paladar, se llama estenosis y puede tener varios grados e incluso llegar a ser completa. Esta grave complicación es extremadamente rara y suele precisar una nueva intervención para abrir el paso entre la nariz y garganta.
El dolor postoperatorio es un efecto colateral frecuente y desagradable que dura aproximadamente diez días y puede ser controlado razonablemente con medicación.
Como regla general, debe usted tener en cuenta que cuanto más cuidadosamente se le hayan estudiado sus trastornos del sueño y su vía aérea, tendrá más posibilidades de mejoría de su proceso tras la intervención.
Si existen opciones alternativas a la intervención, su Otorrinolaringólogo se las explicará personalmente.
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La laringoscopia directa es un procedimiento que se utiliza en ocasiones como diagnóstico para conocer cuál es la enfermedad que está afectando a las cuerdas vocales o también para tratamiento de algunos problemas de éstas, como pueden ser pólipos, nódulos, y tumores, entre otros.
Es un procedimiento otorrinolaringológico muy comúnmente realizado y está considerado como uno de los más seguros de la especialidad. Al margen de las complicaciones propias de la anestesia, los riesgos de esta intervención son poco frecuentes.
Entre ellos está el daño a los dientes superiores, incluyendo pérdida de alguna pieza dental, dado que el instrumento que se utiliza para visualizar las cuerdas vocales se coloca sobre estos (por ello se toman medidas de precaución mediante el uso de protectores dentales).
También pueden ocurrir pequeñas erosiones en la base de la lengua que producirán una molestia postoperatoria y/o algo de sangrado, que generalmente se resuelve en unas pocas horas.
Son de especial dificultad para la laringoscopia directa, las personas con cuello corto y grueso o las personas que padecen artrosis cervical por la imposibilidad de extender el cuello; en estos casos, a veces el procedimiento resulta imposible.
También como posibilidad, aunque sea remota, podría ocurrir empeoramiento en la calidad de la voz o incluso disfonía (ronquera). Este raro problema depende fundamentalmente del tipo de enfermedad que sufran sus cuerdas vocales.
Existe una posibilidad muy remota de obstrucción de la vía aérea tras la cirugía. En este caso se precisaría una traqueotomía (apertura de la tráquea al cuello) de urgencia para resolver dicho problema.
Si existen opciones alternativas a la intervención, su otorrinolaringólogo se las explicará personalmente.
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La traqueotomía es una abertura de la tráquea a través de la cual se inserta una cánula para permitir la respiración cuando se encuentra dificultada por diversos motivos. Es una intervención quirúrgica que se puede efectuar de urgencia cuando está en peligro la vida del paciente, aunque en otras ocasiones se realiza de forma programada, si se considera posible la obstrucción de la vía respiratoria o se requiere de ventilación asistida prolongada para evitar el daño laríngeo por la intubación
Al margen de las complicaciones propias de la anestesia, la complicación más frecuente de la traqueotomía es el sangrado, que a veces se relaciona con la necesidad de realizar la intervención apresuradamente para superar la situación de emergencia.
Otras complicaciones son el enfisema subcutáneo (paso de aire hacia los tejidos) que en general se resuelve fácilmente y la estenosis o cierre parcial o total de la tráquea. Este último problema, que afortunadamente es poco frecuente, resulta de difícil solución y generalmente precisará otra operación. Además, la cicatriz puede ser más o menos evidente, en función de las características de cicatrización de cada persona.
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Cirugías de nariz y cavidades paranasales

La rinoplastia es el nombre que recibe la operación que corrige la forma externa de la nariz. Son clásicos ejemplos la nariz con giba, la excesivamente larga, ancha o la que ha sido deformada por golpes o defectos congénitos.
En esta intervención las incisiones se hacen en el borde de las ventanas de la nariz. Después los tejidos blandos se separan cuidadosamente de los cartílagos y huesos subyacentes, se corrigen las estructuras no deseadas, acomodándose posteriormente los huesos y los cartílagos de tal manera que tomen la forma que interesa dar a la nariz.
La rinoplastia se puede realizar al mismo tiempo que la reconstrucción del tabique nasal para aliviar además la dificultad respiratoria nasal. Esta operación se denomina septorrinoplastía. En ambos procedimientos se deja una pequeña férula de yeso sobre el exterior de la nariz y en ocasiones se coloca un taponamiento durante unos días. En la consulta se analizará la estética de la nariz y se le realizarán unas fotografías. En el quirófano se pondrán los medios para tratar de solucionar las imperfecciones analizadas. Un tiempo después de la cirugía se le realizarán de nuevo fotografías que serán comparadas con las anteriores para observar los resultados de la operación.
La intervención conlleva habitualmente un alto grado de satisfacción en los pacientes. Ser realista respecto a los resultados que puede esperar de la operación, aumentará sus posibilidades de satisfacción. Es importante que sepa que el cirujano otorrinolaringólogo no se compromete a un resultado estético concreto sino a tratar de conseguir unos objetivos analizados previamente en la consulta, debido a que la cicatrización de los tejidos varía mucho de una persona a otra.
Al margen de las complicaciones propias de la anestesia, los riesgos de la intervención son realmente escasos en este tipo de cirugía. Cuando se realiza una rinoplastia existe riesgo de sangrado postoperatorio o infecciones como en cualquier intervención. Pueden aparecer pequeñas imperfecciones estéticas en el postoperatorio inmediato, que se corregirán bajo anestesia local en la consulta, sin embargo, el resultado estético definitivo no puede valorarse hasta pasados unos meses.
Si se realiza también cirugía sobre el tabique nasal (septo rinoplastia), en un 2% de las personas puede ocurrir alguno de los siguientes problemas: hematoma o acumulación de sangre en el tabique, absceso o infección del tabique, y sinequias o adherencias entre las paredes de la fosa nasal. En general estas complicaciones son de fácil solución. Además, raramente puede ocurrir perforación septal, lo que produciría costras nasales y o ruido respiratorio. Este problema no siempre tiene una solución sencilla.
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La septoplastía es una intervención dedicada a corregir una deformidad del tabique nasal. La finalidad suele ser mejorar la respiración, aunque en ocasiones se requiere mejorar la visualización del interior de la nariz para tratamiento de pólipos, inflamaciones, tumores o sangrado. Cuando el tabique nasal está desviado no hay tratamiento médico para corregirlo, por lo tanto, la cirugía es la única alternativa a este problema.
Al margen de los riesgos propios de la anestesia, se pueden producir complicaciones que se presentan en un 2% de las septoplastías. En estos casos puede ocurrir:


1.- Hematoma (acumulación de sangre entre las dos capas de mucosa que cubren al tabique) que se soluciona realizando una pequeña incisión para drenar la sangre acumulada.
2.- Absceso o infección de un hematoma. Su tratamiento consiste en el drenaje del líquido infectado y la protección antibiótica.
3.- Perforación de tabique. Es una complicación tardía y extremadamente rara, pero puede producirse una perforación que comunique ambos lados de las fosas nasales. Si la perforación es pequeña puede ser fácilmente solucionada, pero cuando es grande es de difícil solución, y el paciente nota una respiración nasal ruidosa y formación de costras (mucosidad seca).
4.- Sinequias, es decir, adherencias entre el tabique y la pared lateral de la fosa nasal en forma de puente que pueden dificultar la respiración nasal. Son de fácil solución, simplemente seccionando el puente en la consulta.
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solicitarla, preguntando directamente a su médico o en la consulta de pre- admisión.
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La intervención de reducción de fractura nasal se realiza en general con carácter de urgencia para solucionar una fractura de hueso y/o cartílago nasal. Hay un plazo de 72 horas antes de que los tejidos cicatricen de forma permanente, tras los cuales la intervención se realizará de forma diferida. El fin que persigue esta intervención es restituir los tejidos a su estado original.
En casi todos los casos de una reducción simple cerrada, es decir solamente movilizar el hueso a su estado previo, el paciente experimentará una mejoría en la apariencia y/o función comparada con la condición inmediata después del traumatismo. Los traumas más severos tienen mayor posibilidad de una mejoría solamente parcial. En algunos casos de trauma extenso nasal, el otorrinolaringólogo puede tener que refracturar o hacer cortes óseos (osteotomías) en los huesos nasales para reestablecer una forma y funcionamientos normales. La infección nasal, sangrado o hematoma, son complicaciones ocasionales que pueden ser resueltas con tratamiento. La pérdida del sentido del olfato es infrecuente, pero ocurre en ocasiones como resultado del traumatismo y puede ser permanente.
El resultado estético es subjetivo; el cirujano Otorrinolaringólogo no se compromete a un resultado concreto, ya que hay varios factores no siempre controlables, que pueden influir en la forma externa final de la nariz.
Si antes de firmar este cuestionario desea más información, no dude en solicitarla, preguntando directamente al médico tratante o en la consulta de pre-admisión.
Asimismo tiene usted libertad para retirar este consentimiento cuando lo desee, únicamente debe avisarnos que lo ha hecho, sin necesidad de dar explicaciones.

La turbinoplastía es la intervención que se realiza para disminuir el tamaño del cornete inferior que produce obstrucción de la respiración nasal. La turbinectomía consiste en la extirpación total o parcial del comete inferior para mejorar la respiración a través de la nariz. Este es un procedimiento seguro y efectivo que se realiza bajo anestesia general en pabellón. En ocasiones se utiliza la ELECTROCAUTERIZACIÓN DE CORNETES con el fin de disminuir el tamaño del cornete y el posible sangrado.
Al margen de las complicaciones propias de la anestesia, las posibles complicaciones de esta intervención son la sequedad nasal, la formación de costras, las sinequias o adherencias entre las paredes de la fosa nasal y el sangrado, que en general se soluciona adecuadamente con un taponamiento nasal por lo que, si esto ocurriera, debe avisar a su cirujano otorrinolaringólogo.
Ha sido descrito algún caso aislado de disminución del olfato tras resección completa del comete. Tras la intervención se le recetarán sprays o soluciones de agua salada para mejorar la sequedad y ayudar a la cicatrización.
Si existen opciones altemativas a la intervención, su Otorrinolaringólogo se las explicará personalmente.
Si antes de firmar este cuestionario desea más información, no dude en solicitarla, preguntando directamente al doctor que le ha explicado el tratamiento o en la consulta de pre-admision.

La etmoidectomía es una intervención en la que se realiza una extirpación del etmoides, que es un hueso con cavidades aéreas (senos etmoidales) que comunican con la nariz. La intervención se realiza por procesos infecciosos (sinusitis) que no han mejorado con tratamiento médico, por pólipos que obstruyen la respiración o por tumores benignos o malignos que lo afectan. La etmoidectomía se realiza bien sea a través de una vía externa (facial), transantral (es decir a través del seno maxilar) o intranasal (vía endoscopia). La decisión con respecto a la mejor vía de abordaje depende de ciertas consideraciones técnicas que decidirá su cirujano. La intervención se realiza habitualmente bajo anestesia general. Aparte de las complicaciones propias de la anestesia, la intervención tiene los siguientes riesgos potenciales, dado el lugar en que se encuentra el etmoides:
1.- Complicaciones como sangrado o penetración operatoria en la órbita ocular o en el ojo que pueden producir alteraciones visuales transitorias o permanentes.
2.- Afectación intracraneal con daño cerebral, infección (meningitis) o fístula de líquido cefalorraquídeo hacia la fosa nasal por penetración operatoria de la base del cráneo. Esta es una complicación muy grave pero afortunadamente muy excepcional y requerirá reparación operatoria.
3.- Obstrucción persistente o recurrente, debido a fallo para manejar los pólipos o las infecciones nasales de repetición.
4.- Una complicación también muy infrecuente es el daño quirúrgico sobre la vía lagrimal que puede llevar al cierre total o parcial del conducto lacrimonasal, con el consiguiente lagrimeo. Requerirá, en el caso de que sea permanente, una reparación operatoria.
5.- Las sinequias o adherencias entre diferentes zonas del interior de la fosa nasal son muy frecuentes, aunque se solucionan en general de forma ambulatoria en la consulta.
Si existen opciones alternativas a la intervención, su otorrinolaringólogo se
las explicará personalmente.
Si antes de firmar este cuestionario desea más información, no dude en solicitarla, preguntando directamente al médico tratante o en la consulta de pre- admisión.

Cirugías de Oído

La punción timpánica con o sin colocación de drenajes es el procedimiento quirúrgico mas común de oídos se realiza con el fin de ventilar el oído medio y extraer la mucosidad que hay en él, para ello se realiza una incisión en el tímpano colocando en ocasiones un pequeño tubo o colleras extremadamente seguro y efectivo.
Las complicaciones son menores, la más frecuente es la infección que puede ser tratada con antibióticos. El tubo usualmente se mantiene en su lugar durante meses aunque puede salir demasiado pronto o permanecer en su lugar durante años. Mientras el tubo está en su lugar hay que tener cuidado de la contaminación por agua, especialmente en los baños, utilizando tapones de oído, y si se desea, un gorro de baño.
Ocasionalmente la membrana timpánica falla a la hora de cicatrizar, después de la caída de los tubos, manifestándose una perforación timpánica que puede precisar una reparación quirúrgica posterior. Se ha reportado casos aislados de pérdida total de la audición tras la colocación de un drenaje.
En algunos casos, particularmente cuando hay enfermedad crónica del oído, puede ser necesario volver a colocar los drenajes una vez que se hayan caído o extraído. La mejoría auditiva es usualmente inmediata después de que se haya extraído el líquido del oído medio. El fallo para mejorar la audición indica que existe algún otro problema secundario en el oído medio o interno.
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La timpanoplastía sirve para reconstruir el tímpano y los huesillos del oído medio. Se puede esperar un buen resultado en el 80 a 90 % de los casos. El éxito depende tanto de la habilidad del cuerpo de cicatrizar y en preservar la reconstrucción realizada como de la experiencia del otorrinonaringólogo. En caso de fracaso suele ser posible volver a intervenir el oído con un porcentaje similar de posibilidad de éxito que en la primera intervención.
La mastoidectomia es la extirpación del hueso del oído afectado por un proceso infeccioso, que sólo se realiza en algunas ocasiones.
Al margen de los riesgos propios de la anestesia, ocasionalmente pueden ocurrir algunas complicaciones:
1) Pérdida auditiva: ocurre en menos del 10% de los casos. Por esta razón no se realizará una reconstrucción osicular si no existe una pérdida auditiva importante. La pérdida de audición es rara si la operación se limita a la reparación de la membrana timpánica. Aunque remoto, existe un riesgo de perder el oído de forma definitiva e irrecuperable.
2) El daño al nervio facial (parálisis de ese lado de la cara) como resultado de la cirugía es muy raro. Existe un riesgo ligeramente aumentado cuando se realiza una mastoidectomía.
3) La erosión en las meninges del cerebro llegando a producir una meningitis es una complicación extremadamente rara.
4) Excepcionalmente se puede lesionar la vena yugular produciendo hemorragia o trombosis venosa.
Se debe tener en cuenta que si se deja que la infección siga su curso natural, tiene
mayor riesgo de padecer todas estas complicaciones que por la cirugía misma. Como regla general, el éxito completo en restaurar la audición sin complicaciones está relacionado con la severidad de la enfermedad presente antes de la cirugía, son los casos severos los que tienen la mayor prioridad para el tratamiento quirúrgico.
La pérdida del sentido del gusto en el mismo lado de la lengua puede ocurrir y es un trastorno menor que dura unas semanas. El vértigo postoperatorio persistente es una complicación que prácticamente no vemos cuando realizamos una cirugía limitada a la reparación de una perforación timpánica y también es poco frecuente después de reconstruir los huesillos del oído medio. Si es necesario realizar una mastoidectomia, el riesgo de vértigo postoperatorio esta en relación con la enfermedad que motiva la intervención.
La timpanoplastía es el procedimiento de elección para los tímpanos perforados o para el control de las infecciones crónicas del oído medio. Un audífono puede ser una alternativa a la reconstrucción de la cadena de huesecillos para mejorar la audición.
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DRENAJE TRANSTIMPANICO (MIRINGOTOMIA)
La miringotomía con o sin colocación de drenajes es el procedimiento quirúrgico más común del oído. Se realiza con el fin de airear el oído medio y extraer la mucosidad que hay en él, para ello se realiza una incisión en el tímpano colocando en ocasiones un pequeño tubo o microdrenaje. Es extremadamente seguro y efectivo. Las complicaciones son menores, la más frecuente es la infección que puede ser tratada con antibióticos El tubo usualmente se mantiene en su lugar durante meses aunque puede salir demasiado pronto o permanecer en su lugar durante años. Mientras el tubo está en su lugar hay que tener cuidado de evitar la contaminación por agua, especialmente en los baños, utilizando tapones de oído y si se desea un gorro de baño.
Ocasionalmente la membrana timpánica falla a la hora de cicatrizar después de la caída de los tubos, provocando una perforación timpánica que puede precisar una reparación quirúrgica posterior. Se ha reportado algún caso aislado de pérdida total de la audición, tras la colocación de un drenaje.
En algunos casos, particularmente cuando hay enfermedad crónica del oído, puede hacer falta volver a colocar los drenajes una vez que se hayan caído o extraído. La garantía auditiva es usualmente inmediata después de que se haya extraído el líquido del oído medio. El fallo para mejorar la audición indica que existe algún otro problema secundario en el oído medio o interno.
Si antes de firmar este cuestionario desea más información, no dude en solicitarla, preguntando directamente al médico tratante o en la consulta de pre-admisión.
Asimismo tiene usted libertad para retirar este consentimiento cuando lo desee, únicamente debe avisarnos que lo ha hecho, sin necesidad de dar explicaciones.